En las últimas semanas, la conversación pública giró en torno a los interrogantes y problemáticas que se plantean a partir de la serie del momento: Adolescencia. Algunas de esas preguntas están siempre presentes en nuestras prácticas: ¿Cómo son los vínculos intergeneracionales que deseamos construir? ¿Cómo acompañamos y enseñamos? ¿Cómo contribuimos a deconstruir ideas y perspectivas arraigadas que atentan contra la diversidad y que decantan en la reproducción de violencias y exclusiones? 

Además del haz de preguntas y reflexiones que suscitó, puede destacarse otro saldo a favor de este debate: deja expuesto y en primer plano que no hay respuestas simples, no hay responsabilidades individuales, sino una trama comunitaria que (nos) explica, (nos) integra o desintegra, y que creamos y recreamos colectivamente. 

La traducción local del sombrío panorama que intenta reflejarse en esa serie podría resumirse en la frase “está todo roto”. La profundización de la crisis – que para las generaciones más jóvenes lleva ya más de la mitad de su vida – trae consigo un proceso de descomposición social. Por eso, generar el encuentro, recuperar los lazos sociales y promover la participación son líneas de acción esenciales para las organizaciones sociales y en todos los frentes en los que podamos tejer solidaridades. No arrancamos desde cero, lo hacemos desde siempre, pero el contexto actual requiere de un esfuerzo aún más fuerte y desafiante para mostrar y habilitar otras formas de pensamiento y construcción alternativas. Escuchar a las juventudes para encontrar las respuestas y promover su protagonismo es vital en este proceso.

Por otra parte, y como contrapeso, también es muy importante resaltar, para que el árbol no nos tape el bosque, que no sólo existen juventudes atomizadas e interpeladas por discursos conservadores. Miles de jóvenes se movilizan y trabajan día a día en los territorios, preocupadxs por su realidad y por lo que los rodea, participando y militando para transformar las injusticias. Juventudes comprometidas en sus escuelas y universidades, en sus barrios, atentas y dispuestas a luchar por sus derechos. Juventudes que lideran organizaciones y proyectos, que se animan a juntarse con otrxs o que simplemente están abiertas a pensar y crear otras formas de lo común si se las convoca. Aquí estamos junto a ellas, todas las juventudes, para abrir y ampliar espacios que permitan construir comunidades en las que todxs se sientan parte. 

Published On: abril 11th, 2025 / Categories: Editorial SES / Tags: , , /

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