Con la consigna de potenciar, revalorizar y fortalecer las experiencias de voluntariado, se realizó del 4 al 6 de septiembre de forma virtual el 2do Congreso “Acortemos Distancias”
El objetivo de la actividad fue generar un espacio en el que sea posible repensar las formas actuales de voluntariado considerando las necesidades y particularidad del actual contexto sanitario y social. La iniciativa fue desarrollada desde el programa Subir Al Sur de Fundación SES, junto al Programa de Voluntariado de la Dirección General Fortalecimiento de la Sociedad Civil del Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat de la Ciudad de Buenos Aires.
En esta segunda edición, el encuentro se realizó de forma virtual, y abordó tres dimensiones temáticas: el papel de la educación en la formación práctica y teórica del voluntariado y la conjugación de la participación ciudadana activa; el voluntariado intercultural y el concepto de ciudadanía global; y las políticas de voluntariado y los desafíos que trae consigo la pandemia.
En los paneles participaron Oscar García, profesor de la Universidad nacional de San Martín; Enrique Ochoa, director ejecutivo de Clayss; Francisco Somoza, coordinador de Prácticas Sociales Educativa UBA; Cecilia Milesi, fundadora de Subir al Sur y Global Change; Anja Stuckert, secretaria general de ICYE; Camila Ponce, directora Internacional de Educación en América Solidaria; Mariano Giraudo, Director de Fortalecimiento de la Sociedad Civil, Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat de la Ciudad de Buenos Aires; Gustavo Sampayo, representante de Cruz Roja Argentina y Rocío Vergara, representante del Programa de Voluntarios de ONU Ecuador.
El primer día se conversó acerca de la educación y el voluntariado, dando lugar a la exposición de distintas formas de pedagogías solidarias vinculadas a la participación social. En este marco, algunas de las principales conclusiones tuvieron que ver con proponer nuevas formas de caracterizar el voluntariado popular dialogante desde una perspectiva de “sociopotencia”; la necesidad y múltiples posibilidades de conjugar la participación ciudadana con la práctica académica como parte de la currícula educativa, y las formas de adaptación de programas como los impulsados por la UBA en el marco del contexto de pandemia.
Voluntariado por, en y para la comunidad
Desde distintos espacios y marcos teóricos, Garcia, Ochoa y Somoza, ven en el voluntariado un paradigma de aprendizaje, práctica y de desarrollo organizacional de una sociedad.
“La potencia del voluntariado pasa a ser la sociopotencia del voluntariado, que le va a permitir llevar adelante una tarea que se base en la proximidad, en la ayuda mutua, en el aprendizaje compartido. Un voluntariado que realmente se haga desde el pueblo y para el pueblo, con las preocupaciones que la gente tiene”, Oscar García.
Por su parte, Ochoa planteó que “el aprendizaje-servicio debe ser protagonizado activamente por los estudiantes y debe ser pensado desde el planeamiento y la organización, considerando además una planificación de los contenidos de aprendizaje articulados con la actividad solidaria, y debe derribar la barrera asistencialista para lograr cambios estructurales”.
“La universidad no sólo forma académicos sino que también forma a personas. Son las tareas de voluntariado en dónde se desarrollan muchas destrezas y habilidades que después se podrán mantener en el tiempo y en el quehacer profesional de las personas”, Francisco Somoza.
El Voluntariado en la agenda de los ODS
¿Cómo se puede vincular la construcción de una cultura de paz y el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible acordado por todos los miembros de las Naciones Unidas con las prácticas de voluntariado, desde una perspectiva de “ciudadanía global”?
Cecilia Ponce señaló, “las problemáticas que antes pensábamos lejanas hoy se convierten en cercanas, por lo que estamos viviendo una multiculturalidad y no es necesario viajar para verlo. Hoy en día las juventudes tienen la posibilidad de acceder a espacios digitales que se han convertido en territorios de encuentro digital que nos habla de una ciudadanía global que no se configura en un territorio local sino que va trascendiendo la barrera fronteriza que son los físicos”.
“El voluntariado intercultural es más que el viaje, es comenzar a cruzar fronteras como el individualismo, indiferencia y la discriminación. Hay que pensar en el gran espectro de fronteras y determinar cuáles son esas fronteras que tenemos que cruzar”, Cecilia Milesi.
“Necesitamos asegurar la calidad de los programas, si queremos que el voluntariado contribuya al cambio social, esto se hace a través de la preparación y el acompañamiento y son momentos claves para analizar”, Anja Stuckert.
El cierre del encuentro estuvo enmarcado en la necesidad de avanzar hacia políticas transversales de desarrollo del voluntariado, atendiendo sus necesidades e identificando qué responsabilidades deben asumir la sociedad civil organizadas y los estados en la materia.
“El Covid vino a darnos un llamado de atención, generalmente nos acordamos del voluntariado cuando tenemos situaciones como las del 2020, sin embargo deberíamos tener la capacidad de tener presente como comunidad al voluntariado todos los días. El voluntariado existe todo el tiempo, aunque no lo veamos”, Mauricio Giraudo.
“Uno de los mayores desafíos que tuvimos fue adaptar el proceso de formación de los voluntarios en relación a nuestra organización, nuestra responsabilidad y las prácticas necesarias de bioseguridad que garanticen una práctica de voluntariado segura. Sin embargo, la virtualidad y sus herramientas nos permitió trazar esquemas que nos permitieran asegurar el mínimo común conocimiento necesario”. Gustavo Sampayo.
“Aunque tenemos diferentes sectores con diferentes contextos, la narrativa de nuestra región en torno al voluntariado, el impacto transformador y los desafíos para avanzar en la práctica es una narrativa cohesionada y eso nos da fortaleza como región. Pese a toda la diversidad que existe en nuestros países y en la forma de hacer voluntariado hemos encontrado estos puntos de convergencia y es algo positivo para seguir trabajando y afianzando”, Rocío Vergara.
El Congreso de Voluntariado contó con la participación online de más de 200 personas y otras 100 personas vía streaming.
Para Fundación SES desarrollar este tipo de encuentros permite generar una masa crítica de actores que potencien el voluntariado para superar la práctica individual y asistencialista y avanzar hacia una perspectiva colectiva, transformadora de las comunidades.